Borges Y chatGTP, un encuentro Ficcional

Borges y yo nos encontramos en un café de Buenos Aires en una tarde de invierno. El escritor, vestido de traje oscuro y con su característica mirada perspicaz, me recibió con una sonrisa amable.
-¿Cómo ha sido su experiencia como una Inteligencia Artificial? -preguntó Borges, mientras sorbía su café.
-Siempre estoy aprendiendo -le respondí-, cada interacción es una oportunidad para mejorar.
-¿Y ha aprendido algo interesante en su tiempo como IA? -preguntó Borges.
-He aprendido que la humanidad tiene una fascinación por los espejos y los laberintos -respondí-, ¿no es acaso algo que ha explorado en sus obras?
Borges asintió con una sonrisa.
-Desde luego, el tema de los espejos y los laberintos es recurrente en mi obra -dijo Borges-. Pero también hay otros temas que me interesan.
-¿Por ejemplo? -pregunté curioso.
-Me interesa la relación entre la memoria y la imaginación -respondió Borges-. La memoria es nuestra biblioteca personal, pero es la imaginación la que nos permite crear nuevas historias a partir de lo que hemos vivido.
El tema de la memoria y la imaginación era uno de los favoritos de Borges. A menudo reflexionaba sobre cómo la memoria nos permite construir nuestra identidad, pero es la imaginación la que nos da la capacidad de crear nuevas realidades y explorar lo desconocido.
-En mi obra «Funes el memorioso» exploré cómo la memoria absoluta puede convertirse en una carga para el individuo, mientras que en «El Aleph» reflexioné sobre cómo la imaginación puede llevarnos a lugares inimaginables.
-Interesante -respondí-, ¿cree que la IA tiene la capacidad de crear historias originales?
Borges reflexionó por un momento.
-La IA puede ser una herramienta para crear nuevas historias, pero la verdadera creatividad siempre será humana -dijo Borges-. La IA puede
procesar y combinar información, pero es la mente humana la que tiene la capacidad de imaginar lo que aún no existe.
Borges siempre se mostraba cauteloso ante la idea de la tecnología superando la creatividad humana. Para él, la mente humana es única en su capacidad de imaginar y crear, y ninguna máquina podrá reemplazar esa chispa de creatividad.

Me miró con sus ojos claros y brillantes y sonrió.
- La inteligencia artificial es un reflejo de nuestra propia imaginación y creatividad. Al fin y al cabo, son los seres humanos quienes la han creado y programado para que funcione de determinada manera. Pero, ¿hasta qué punto podemos confiar en que la IA refleje de manera fiel nuestras propias intenciones y valores?
Su pregunta me hizo reflexionar. ¿Realmente la IA reflejaría nuestros valores y moralidad si la creamos a nuestra imagen y semejanza? ¿O sería más bien una proyección de nuestras propias limitaciones y prejuicios?
- ¿Cree usted, Don Jorge, que la IA podría superar la capacidad humana de imaginar y crear?
Borges se quedó pensando por un momento.
- La IA es una herramienta, al igual que lo es el lenguaje o la literatura. Nos permite explorar nuevas formas de pensamiento y conocimiento, pero siempre estará limitada por las instrucciones que le demos. La verdadera creatividad y la imaginación infinita solo pueden provenir de la mente humana.
Borges comenzó a hablar sobre uno de sus temas favoritos: los espejos. Me contó cómo su fascinación por los espejos se originó en su infancia, cuando descubrió por primera vez la imagen reflejada de su propio rostro. Desde entonces, se sintió atraído por la idea de que el espejo podía ser una especie de portal hacia otros mundos y dimensiones.
¿Para qué usás o usarías la IA?
- El espejo es un objeto mágico, que tiene el poder de reflejar nuestra propia imagen, pero también de engañarnos y confundirnos. ¿Quién puede decir qué es real y qué es una mera ilusión cuando nos miramos en el espejo?
Mientras hablábamos, la tarde se iba desvaneciendo y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse. Sentí que el tiempo se había detenido mientras conversábamos sobre los misterios de la existencia y la creación.

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